En cualquier lugar en el que no hay que preocuparse por resfriarse después de bailar bajo la lluvia, por salir herido después de haber amado, o por aguantar ese dolor de cabeza después de una noche de fiesta.

No tengas miedo a la tormenta, solo tienes que aprender a bailar bajo la lluvia.

miércoles, 27 de julio de 2011

Nada, eso es lo que queda, nada. Nada, ni un rastro de aquellos árboles, de aquellos coches, de todos los parques, de cada faro, de aquellos mares, nada. Tú me habías enseñado que debía luchar si yo de verdad quería algo, pero ahora ¿quién me lo dirá? Si tú dejaste más que claro que ya no había nada. ¿Ahora que no puedo luchar por ti, no lucho por nada? No sé, sé que ahora jamás obtendré la respuesta de '¿Y donde termina un beso?'. No lo sé, ahora ya no sé nada. Quizá lo mejor sea que vaya olvidandolo todo poco a poco, cada momento, cada recuerdo, hasta que ya nada me haga daño, porque ya no lo recuerde.

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