En cualquier lugar en el que no hay que preocuparse por resfriarse después de bailar bajo la lluvia, por salir herido después de haber amado, o por aguantar ese dolor de cabeza después de una noche de fiesta.

No tengas miedo a la tormenta, solo tienes que aprender a bailar bajo la lluvia.

viernes, 1 de julio de 2011

Es que tengo tantas cosas que decirte que ya no sé ni por donde empezar, por eso perfiero que lo dejemos en esas miradas que se cruzan y que son capaces de expresar lo que las palabras no pueden.

Y eso dices y eso piensas todos los días a todas, pues quizá debería "decir" que todo está al revés de como yo lo planeé, que nada es como yo pensaba, que todo es más difícil. Vas estructurando un plan, pero cuadno de verdad se te presenta el problema, lo cambias y lo haces mejor, para que todo salga bien y si no es así, que no sea por tu culpa. El día se va acercando, los días en los que solo "pensabas" ese borrador del plan se van agotando y entonces llega el día. Has pensado tantas cosas que ya de los nervios se te han olvidado la mitad. Tú estás ahí esperando con todo preparado, el diálogo perfecto, todo. Pero de repente llega él y todo cambia, se te alteran los sentidos y no eres capaz de decir nada de lo planeado, te limitas a sonreír de la manera tonta que es capaz de hacerte. Y entonces se cruzan las miradas y dices, 'vale, no hay nada más que decir. Sus ojos me lo ha  dicho todo'. Y es la hora de irse, tú no has dicho nada, pero esa mirada lo ha dicho todo. Mucho más y mucho mejor de lo que tú lo hubieses podido hacer. »Y las miradas no son más bonitas si los ojos son azules o verdes, las miradas las hace cada uno como siente.«

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